La Guerra Civil fue un conflicto que concluyó hace casi 76 años. Sin embargo, pese al paso del tiempo, algunas de sus huellas no han perdido aún, si bien es cierto que cada vez son menos visibles. Más allá de la aparición esporádica de bombas en diferentes puntos del término municipal, los vestigios tangibles pueden encontrarse repartirse tantos por los campos como por puntos urbanos.
Según explica el historiador Francisco Martín, durante buena parte de la contienda, la ciudad y la mayor proporción del sur del municipio permanecieron en manos de las tropas franquistas, los republicanos controlabas franjas de las partes oriental —Ribera Alta y Ribera Baja, principalmente— y occidental —San José, La Rábita y Fuente Álamo—. Otras áreas, como Charilla, eran tierra de nadie. Las variaciones fueron escasas y no hubo grandes batallas, sino más bien escaramuzas e intentos de avanzar. Todo esto condiciona la distribución de los restos de la Guerra Civil.
En el caso del casco urbano, la práctica totalidad de los elementos defensivos instalados en la Fortaleza de la Mota desaparecieron con obras y excavaciones posteriores. No obstante, como curiosidad en un lienzo de muralla próximo al camino de San Bartolomé quedan los tornillos de lo que fue una batería antiaérea. También hay refugios, como uno, hoy tapiado, ubicado en la calle Abad Palomino —de la Peste—, en un muro situado frente a la hornacina en la que se venera a San José.
Las trincheras, mejor o peor conservadas, todavía pueden verse o intuirse en puntos como la cima de la Cabeza del Molino o el paraje de Los Llanos, al igual que en el entorno de Las Albarizas. Mención aparte merecen las avanzadillas, entre ellas las del cortijo de La Cornicabra. Todo indica que se reutilizaron restos de un yacimiento iberorromano para crear nidos de ametralladora. En algunos de ellos aún se aprecian los orificios por los que sobresalía el cañón. Desde allí, las fuerzas republicanas defendían, con puesto de guardia, un territorio separado por un valle, que corresponde al entorno de Las Caserías, al otro lado del cual, en La Torre —por encima de la Cañada del Membrillo— quedan vestigios similares, aunque en este caso nacionales. En definitiva, es un patrimonio, una memora histórica, que, si no se toman medidas, desaparecerá.
Fuente:http://www.diariojaen.es/alcala-la-real/item/74681-vestigios-de-la-guerra-civil